Emilio Honrubia, especialista en el Tratamiento de Fobias, Ansiedad y Miedos con Terapia Cognitiva en Albacete

Fobias

Podemos definir el miedo como una de las siete emociones universales que todo el mundo puede experimentar. Es un mecanismo de adaptación que surge ante una amenaza física, emocional o psicológica, ya sea real o imaginaria. Esta emoción tiene una connotación negativa, sin embargo, sin ella la vida del ser humano podría verse comprometida, ya que es el mecanismo que permite, utilizamos, entre otros, poder hacer frente a una situación de peligro en la que está comprometida nuestra vida.

El miedo también se aprende. La herencia filogenética de nuestros antepasados nos traduce que estos aprendieron a tener miedo ante situaciones que acababan con su vida.

El miedo puede ser controlado por la persona que lo sufre al contrario de lo que ocurre con las fobias.

Una fobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un temor irracional hacia cosas, situaciones, personas o pensamientos, que incapacita a la persona para llevar una vida normal. Sin embargo, no es sencillamente un miedo, pues guardan grandes diferencias.​ Una fobia es una patología psicológica que puede ser tratada por un psicólogo.

Existen multitud de fobias. Las mas comunes, y que todos hemos oído hablar e incluso conocemos a alguien que las padece son, por ejemplo, la claustrofobia, la aracnofobia, acrofobia o fobia social y más actual, por ejemplo, la nomofobia (miedo a no llevar el móvil consigo). Pero además de estas clases de fobias que todos tenemos en mente, existen multitud de miedos irracionales a cosas tremendamente diversas.

Los síntomas más típicos de las fobias podrían ser los siguientes:

Ideas o pensamientos catastrofistas relacionados con el objeto o la situación fóbica. Por ejemplo, puedes pensar que no podrás respirar si no sales inmediatamente de ese espacio cerrado o que si ese animal se acerca más a ti te atacará. Esos pensamientos pueden aparecer solo cuando te expones a la situación que te atemoriza o, al contrario, pueden ser permanentes, en cuyo caso se hace referencia a ideas obsesivas.
Ansiedad y miedo intenso y generalizado que no se corresponden con un peligro real. Por ejemplo, puedes sentir que estás a punto de desfallecer porque tienes que hablar ante un grupo de personas, o la mera idea de tomar un avión te genera un gran nerviosismo.
Sensación de malestar, angustia y/o vergüenza provocada por el miedo que experimentas ya que eres consciente de que se trata de un temor irracional, pero aún así no puedes controlarlo.
Manifestaciones somáticas como el aumento del ritmo cardíaco, la tensión arterial, la frecuencia respiratoria y la tensión muscular. También puedes tener temblores, náuseas, sudoración excesiva, mareos, debilidad en brazos y piernas, falta de aire, sensación de opresión en el pecho y visión borrosa.
Evitación del objeto o la situación fóbica. Intentas evitar las situaciones que te hace sentir mal, hasta el punto que descuidas asuntos importantes solo para no volver a sentir ese miedo.

Causas de las Fobias

La mayoría de las fobias están causadas por la experiencia vivida en algún evento traumático, ya provenga de la niñez, la adolescencia o incluso la adultez.
Sin embargo, no siempre es absolutamente necesario haber experimentado ningún evento traumático para desarrollar una fobia. Algunas personas, sobre todo si son muy sensibles, pueden quedar psicológicamente afectadas si han sido testigos de un accidente ajeno, o incluso por una noticia impactante. Incluso si han experimentado

Estas experiencias se han quedado grabadas profundamente en el cerebro, así como las sensaciones negativas que se vivieron, por lo que cuando la persona vuelve a exponerse a situaciones similares, revive esas sensaciones, amplificadas por el miedo. La fobia se desarrolla precisamente por la Evitación activa de la persona que experimenta dichas sensaciones para no volver a estar en dicha situación estresante.

Las fobias también pueden ser el resultado de determinadas creencias transmitidas durante la infancia y la adolescencia, generalmente por los padres, en el colegio, etc…
Determinados factores sociales aumentan las probabilidades de padecer una fobia, como la sobreprotección de los padres, el maltrato físico y el abuso sexual.

Tener una historia personal o familiar de fobias específicas o de trastornos de ansiedad también puede aumentar la vulnerabilidad de una persona a desarrollar un trastorno fóbico.

¿Qué conseguirás con nuestro tratamiento?

Dejarás de evitar y huir de las situaciones fóbicas.
Superar el miedo que tanta ansiedad y angustia te provoca.
Ganar autoconfianza y recuperar el control de tu conducta.
Afortunadamente, en general, las fobias específicas y situacionales son, dentro de la psicología, uno de los problemas más sencillos y rápidos de solucionar.

Solicita ya una cita, reserva tú mismo/a y en ella valoraremos tu caso y te indicaremos cual es el tratamiento más adecuado para ti.

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